1.

Hay pequeños, medianos y groseros hechos que caracterizan el clima de época que se suceden al modo de la física cuántica, en todos lados y al mismo tiempo. Lo que en los noventa se movía por el rating, hoy lo rubrica el prime time del algoritmo. Si estamos atentas a algunas burbujas, podemos trazar un mapa de las fuerzas que están en tensión y entender cómo se construye un clima de época. Diciembre es el mes de los top ten del año, se mencionan los libros más leídos, los personajes del año, los miércoles más tenebrosos, los 3% de la corrupción, los viajes sin sentido del presidente, etcétera.

Cada dos años, la jura de diputados que se produce en diciembre es esa escena en donde suena fuerte el tema del momento, abrumadas/os no prestamos una atención minuciosa o simplemente dejamos pasar detalles por agotamiento. El juramento es la declaración de principios con la que el futuro legislador inaugura su carrera pública y, en su debut, el aspirante dispone su cuerpo y su modo de ser y estar para realizar una performance que narra la representación de valores y creencias que definen el ideario que la/o llevó allí.

La Cámara de Diputados viene funcionando como un territorio de lucha en el barro o un estadio de espectáculos circenses, eso ya no es novedad. Funciona de acuerdo con el contrato hecho entre sujetos políticos y electores, que goza de un impecable consenso. Parece que estos shows gustan.  

En esta oportunidad un micrófono quedó abierto y al diputado Gerardo Cipolini, a cargo de la sesión, se le escuchó calificar, en dos ocasiones, por lo menos, a diputadas mujeres.   

Juana Gallego Ayala, periodista experta en género tiene un texto clásico para quienes estudiamos comunicación y género que trata de cómo las noticias presentan a las mujeres y cómo a los varones. En “Sobre reinas, bellas sirenas y damas de hierro” la comunicadora afirma que los hombres son presentados con verbos porque el verbo es acción, son sujetos que hacen. Los hombres actúan, mientras nosotras somos el objeto observado, no formamos parte del centro desde el cual se observa. De ahí que las mujeres seamos presentadas por lo que somos, no por lo que hacemos. Gallego Ayala afirma que en este reparto las mujeres somos atributo, el complemento del verbo ser. La diferencia entre verbo y atributo es enorme, no es lo mismo presentar a los protagonistas en su hacer que como una cualidad del ser.

El diputado machirulo a cargo de la sesión hizo lo que más a mano tiene el narrador varón desde que el mundo es mundo, observar a la mujer como un objeto decorativo: es linda, está buena, etcétera. El exabrupto no produjo más que algunos repudios. Por otro lado, la diputada Lilia Lemoine performa su ideario a través del vestuario que ya hace tiempo eligió, traje y corbata, quizás en un intento de correrse del lugar de atributo y pasar a ser centro, pasar a ser acción. Vive gritando. Su performance se circunscribe a agitar la boca, que de su ahí salgan improperios, ridiculeces, insultos, gritos. Claro, ella viene de la actuación y corre con ventaja en performar. Sin embargo, el uso sistemático de la agresión verbal no es una simple actuación colorida, es una estrategia para confundir, su agitación se pone al servicio de la ética y estética del momento en el territorio de Lucha en el barro.

Nicolás Del Caño tuvo una brillante exposición dedicada a las jubiladas y jubilados; al colectivo de la Discapacidad y de la Salud y también juró por las niñas y los niños masacrados en Gaza y Palestina libre. Ya con menos aire y algo agitado por tener que superponer su voz a los gritos de Lemoine, expresó «¡fuera Trump de Venezuela y de América Latina!». En ese momento le gritó «¡Tomá!» a Lilia Lemoine, como un grito de gol. Parecía decir «Después de tanta barrera, la metí, metí toda la dedicación a pesar tuyo, Lilia».

2.

Modelo, vedette, bailarina profesional, actriz y conductora, Virginia Gallardo se sumó recientemente al partido de La Libertad Avanza. Fue varias veces semifinalista del certamen Bailando por un sueño, se inició en política hace menos de tres meses y ya es diputada nacional. La velocidad es una marca de época, una variable que a veces favorece y otras tantas desenmascara.

El 3 de diciembre, Gallardo juró como diputada, vestida de blanco y con su hija a upa. Lo hizo por su provincia, Corrientes, por las familias y las infancias. En otros años hubo casos de diputadas que debieron amamantar a sus bebés en el recinto por lo extenso de las jornadas. La imagen de Virginia Gallardo con su hija a upa podría sumarse a esas postales que dan una idea de la doble tarea de la mujer: trabajo y cuidados familiares. Pero algo suena distinto en la jura de Virginia y esa es la música que cuando no se distingue bien la letra, confunde. Gallardo utilizó el espacio, su cuerpo y su outfit para representar su primer papel político: una diputada por las familias.

El barullo del algoritmo giró a través del tópico: pelea de mujeres por el vestuario. Que el vestido era de casamiento, que las peronistas son envidiosas, que no hay sororidad en las kirchneristas, etcétera. Pero la jura de Virginia Gallardo es más que una discusión sobre el outfit, es el ingreso a la cámara de un fenómeno que se disputa, por ahora, en las redes sociales. Ser una tradwife.

3.

El vocablo en inglés quiere decir «esposa tradicional» y es un fenómeno surgido en Tik-Tok e Instagram. Es decir, hay algo dando vueltas que se cocina en distintas ollas y termina de ofrecerse como plato hecho en las redes. Las tradwives son mujeres que se identifican con el rol de la mujer esposa tradicional de los años cincuenta, muestran en sus redes locaciones bucólicas, granjas, huertas, campos, aire libre, jardín. Cocinan y cocinan y cocinan, o no, quizás son postres y pasteles de limón comprados, pero lo que performan es la fotografía del pastel de arándanos en la cocina brillante, con la multiprocesadora en segundo plano y la sonrisa de la esposa orgullosa de estar haciendo la faena a la que fue llamada o para la que fue elegida. Cocinar para su esposo y estar hermosa para cuando él llegue de trabajar. Él es acción, ella es atributo. La narrativa que se desprende es que todo aquello que tiene que ver con el hogar es una elección que las hace sentir plenas y realizadas, que las completa. 

El big bang de las tradwives en nuestro país sucedió cuando la Señora de pelo perfecto y look casual siempre impecable se convirtió en nuestra primera dama. La mejor Esposa Tradicional es la negrita hechicera, tal como su marido la llamó en un programa de Susana, allá lejos en el tiempo. Juliana Awada lleva la franquicia del fenómeno, casi no le conocemos la voz y eso suma puntos porque las tradwives no tienen mucho que decir y prefieren que hablen sus fotos.

Awada tiene el mérito de haberse adelantado al fenómeno porque ella ya nació así. En su Instagram ordena en carpetas: naturaleza, cocina, huerta, jugos. En una foto en la que muestra una feria de verduras de alto glam, una fan le comenta: No ostenta relojes, joyas, vestidos ni carteras caras, no lo necesita, sólo belleza y elegancia natural que la caracteriza. En sus instantáneas presenta su lugar en el mundo: desde Cumelén Country Club, en Villa la Angostura, muestra cómo poda las rosas de su jardín. Además, presenta una puesta de una mesa de navidad que es un desfile de objetos del mejor bazar del mundo y corona la foto con un epígrafe que dice Cocinar, poner una linda mesa y recibir es una demostración de amor. Un picnic a la orilla del lago Son las pequeñas cosas que hacen la vida más linda, y cómo presentar un buen ramo de rosas blancas en un vestidor son parte de los consejos que aporta en su cuenta de Instagram.

Otro modelo clásico de tradwife que convive en el conventillo de los famosos es Maru Botana, casi una docena de hijos, un marido siempre en el campo y una vida dedicada a sonreír delante de los más perfectos lemon pie, auspiciada siempre por las mejores marcas de electrodomésticos.

Nicole Neumann, una modelo que empezó a trabajar desde muy chica y que podría ser la abanderada de “Tu trabajo te empodera”, le sigue de cerca desde que se casó con un millonario. Parece dejarse llevar por estas tendencias.

En el año 2021, Jimena Barón lanzó su carrera solista con un video con estas características, colores pasteles, electrodomésticos que rememoran los años cincuenta y ella como ama de casa en una escena vintage, muy bien vestida y cocinando una torta para su marido. Aunque a su favor, el videoclip no abona al éxito de ese rol sino que juega con el doble estándar, una esposa que quiere satisfacer a su pareja y terminar el plato sorpresa mientras otra parte de ella narra la desilusión de ser la esposa de un mentiroso. El dilema se resuelve prendiendo fuego al hogar. Una resolución cargada de simbología. El fuego en el que fuimos quemadas puede ser prendido para rescatarnos.  

El modelo tradwife es importado y las exponentes más famosas son americanas. Hannah Neeleman es la influencer más conocida, una ex-bailarina que nació en Salt Lake City y actualmente vive en una granja. Desde Ballerina Farm, su cuenta, muestra cómo realiza la limpieza completa del hogar y cocina toda su comida mientras cría a sus ocho hijos con valores antiguos. En cada video e imagen la influencer enseña recetas con ingredientes de su granja y huerta orgánica, vestida con looks años cincuenta.

En todo este backlash que condensa la antítesis del feminismo moderno, tiene mucha trascendencia la vuelta a los valores religiosos. Ballerina se crió en una familia mormona. Acá también hay un sonido de época que no hay que subestimar, algo a lo que hay que empezar a prestarle atención: el avance de la plegaria como narrativa que necesita sostener el sujeto de este siglo para anclarse a algún dogma.

Algunas especialistas en cuestiones de género afirman que es sólo un fenómeno de redes, que es cierto que existe una disputa entre los modelos de mujer que han luchado por una ampliación de derechos y fundamentalmente por dar batallas en lo simbólico del patriarcado, mientras el efecto backlash da pelea. Entonces, son influencers, es un suceso que se da en las redes, pero, en el caso de Ballerina, su cuenta tiene nueve millones de seguidores en Instagram y más de siete millones en TikTok.

¿Cuánto de la burbuja virtual termina por imponerse en el mundo real? No nos despertemos un día con los ruleros puestos, listas para salir con el peinado fifties que se acompaña de la receta del pastel de arándanos y la sugerencia de que rezar antes de almorzar nos hace mejores personas. 

4.

Para quienes pasamos la infancia en las décadas del 70 y 80, La familia Ingalls fue nuestra educación sentimental. La famosa serie de TV en blanco y negro estuvo basada en un libro para niños escrito por Laura Ingalls Wilder. Carol Ingalls, la mamá, es el tótem de la maternidad, Michael Landon, como Charles Ingalls, es el gran padre protector y buen hombre. El actor fue identificado a tal punto con esos valores que una vez que finalizó la producción de La Familia Ingalls solo pudo representar un papel donde todo fuera bondad extrema, hizo de ángel enviado a la tierra en la serie Camino al cielo.

¿Es a esas praderas a donde quieren volver nuestras pares? ¿A una vida sin demasiado desarrollo, pero con misa y ceremonia de recogimiento los domingos? ¿Qué reivindican estas mujeres que buscan identificarse con sus abuelas a través de los manteles de encajes y las recetas de cocina? 

En la mística de lo que muestra una influencer tradwife prima el criterio estético. Los colores de los vestidos, las fotos al aire libre, los elementos de un pic-nic, los pasteles de frutas y los hijitos generalmente rubios. Son elementos que responden a una producción semiótica, signos que tienen un significado convencionalmente dado que remiten a una idea de familia ¿añorada?

Lo interesante para pensar es que estas tendencias en el mundo virtual no las impone una persona y luego se van sumando otras con una gran labor de un community manager. No. Hay usinas de pensamiento que son grandes grupos de especialistas dedicados a realizar investigaciones interdisciplinarias financiadas por organismos internacionales. Lo que de allí surge modela acciones e instala tópicos. Pero ¿al servicio de qué fuerzas?

5.

El rol de la mujer independiente que pelea un lugar en el mundo del trabajo tratando de perforar el férreo techo de cristal no satisface como aquello que fue largamente anhelado. Llegó como vos no lo esperabas. Todo un palo, ya lo ves. Llevar un hogar, aunque sea monoparental, y trabajar nos deja semi consumidas, porque está repleto de exigencias: ir a terapia, hacer ejercicio, comer sano, hacerse chequeos, mantener el look, pagar alquiler, expensas, hacerse lugar a una misma en una búsqueda permanente de más trabajo. Siempre se está buscando más trabajo porque el pluriempleo es a la fuerza el modelo de trabajo que rinde.

En esa explotación del modelo de mujer empoderada del siglo XXI se ha producido una hendija. Se abrió una grieta a tal punto que pudo permearse un Ideal que parecía haber quedado muy atrás. Lo que nosotras mismas esperábamos hacer, lo que esperamos que otras hagan, lo que le exigimos a otras, las demandas que nos hacen, todo eso que se espera que hagamos, está haciendo agua.

Es que, además de atributo, somos verbo, llevamos adelante la oración completa. En estadísticas hay datos que sostienen distintas tendencias: la de valorar una vida sin pareja y acentuada en los desafíos laborales, las tasas de natalidad en alarmante descenso, los indicadores de estados de emergencia en salud mental, las mujeres agotadas por las tareas de cuidado. En este panorama desolador, hay mujeres que proponen la sumisión a sus maridos como principio básico de vida. Es importante no subestimar ninguna rareza y pensar: ¿Qué hay en esa fascinación por la vida doméstica? ¿Es una rebelión silenciosa contra el agotamiento de la vida moderna? ¿Es revolucionario hoy proponer una vuelta al hogar?

Si evaluamos tendencia contra tendencia o fenómeno de redes contra datos de la realidad, el valor de las tradwives es que la mujer tiene un esposo. El fenómeno existe porque hay una pareja constituida que, cuántos más hijitos ostenta, más seguidores puede conseguir. Sin embargo, la calle, la realidad, los miles de productos culturales en cine, series, libros y podcasts cuentan que la época es el tiempo de “la dificultad de mantener una pareja”. O sea ¿cómo va a haber tradwives si no hay maridos? Psicólogos y coachs influencers abren consultorios sentimentales en Tik Tok y hacen podcasts. El loop entonces es: la familia tradicional feliz come los frutos de su huerta y una legión de aspirantes a esa dicha navegan desconsolados por la virtualidad. Más desconsoladas, más podcasts con sugerencias. El Pacman del algoritmo está sobrealimentado.

El problema de que las burbujas virtuales no se condigan con la calle no es nuevo. El abismo de representación entre actores políticos o influencers con personas que hacen la sociedad día a día es cada vez más grande. Por esa hendija que separa dos posibles multiversos, llegó al poder un presidente que podría ser un personaje de Tik-Tok, de paneles de televisión. Habitamos en esa distancia, pendulamos de la calle a las redes. Por eso creo que es bueno estar alerta a los top ten del prime time del algoritmo. Una música que se escucha o muy bajita o tan alta que no se distingue la letra.

En diciembre ingresó una diputada tradwife al Congreso por una fuerza que propone valores conservadores, pero con representantes nada clásicos. En la última elección, La Libertad avanza creció y fortaleció su Ideario, incorporando distintos perfiles. Se viene un 2026 con grandes reformas en disputa y es posible que, desde esa fuerza, se busque materializar la retirada de derechos adquiridos por los colectivos feministas. Es momento de estar atentas.

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Valeria Berman es Licenciada en Periodismo, tiene un posgrado en Comunicación y Género del Instituto Internacional de periodismo José Martí en La Habana, y trabajó en el Museo del libro y de la lengua hasta el año 2024, cuando la actual gestión recortó la mitad de su planta.


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